No hay una ciencia cierta sobre el porque de la rareza de la raza humana, sus sentimientos y actitudes.
Hay actos los cuales uno no sabe que es lo que le impulsa a realizarlos, también hay actos que debieron ser realizados pero acabaron siendo una cara triste o una lágrima perdida en alguna mejilla.
En el juego del perder y el ganar no solo decide el dado, porque recuerda que fuiste tú quien tiro ese dado.
No me voy a quedar cruzado de brazos.
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